Alta, espigada como los tallos del trigo de las llanuras de Este americano, con los atributos de las gentes que viven para hacer que otros vivan . No importaba el origen, solamente el hacer en un lugar del mundo en donde supuso era útil, y si lo creyó, parece que no hubo equivocación.
Helene amó a México, un país que quizá por algún tiempo le fue extraño hasta que se enamoró de él para siempre, como sucede con las gentes que en la vida tuvieron solamente un amor: el amor a la vida de todos.
Helene amó a Taxco y a sus gentes, sus empedrados y sus escenarios de los tiempos de la colonia que le impresionaron a sus artistas por la habilidad de hacer tibia la plata y ponerle un corazón.
Alguna vez, Helene vino a Zihuatanejo cuando este lugar era enamorable de todo ángulo que se le viera: su mar, sus playas menuditas; las gentes amables, sonrientes. un puerto que parecía extraído de un lienzo europeo, de aquellos que representaban a los trópicos en las viejas épocas de los mundos nuevos.
Amó a México a través de Taxco y Zihuatanejo. Sus hijos aquí llegaron con ella de la mano firme de la madre severa y segura de si. Nacieron en México, vivieron y heredaron el amor a las cosas nobles y tiernas que de ellas hubo tanto. Por eso Helene, vaciaba las horas de su día en salvar una vida, darle amor a un animal puesto que los amaba a todos, sus ojos azules paseaban ávidos y lo hicieron hasta el último día de su existencia felíz, entre los rincones y las grietas de la historia siempre huidiza de estas tierras aún ignotas descubriendo y cobijando desvalidos.
Un día se fue, dejó su mundo tan particular, su mundo personal, tan suyo y exclusivo, con sus niños, sus perros enfermos, sus gatos de pelambre sucia; abandonados, sus pelícanos heridos y las gaviotas de mil historias que ella escuchaba de sus ojos profundos y quizá de un rabihorcado que le platicó sus horas de paciencia sin tocar tierra, volando siempre sobre el mar.
Todos le conocimos y muchos la tratamos a través de su buena disposición para el vecino y sus criaturas desamparadas que llevaban a casa.
Zihuatanejo perdió quizá a su dama de hacer el bien; a su hija que rezumaba amor al prójimo a través de sus obras silenciosas, discretas, suaves y silentes. Doña Helene Krebs Posse, mexicana por amor, se despidió hace poco de nosotros pero nosotros no de ella, pues siempre la recordaremos en su sitio, el bien, un bien limpio, puro, cristalino y ejemplar. Mas parece que no la perdimos, porque Doña Helene va por ahí, con su acento salpicado de los remanentes de su nativa lengua inglesa, y si no la vemos, sin duda ella lo sigue viendo todo, quizá a través de sus hijos.y de nosotros sus amigos todos. Va por ahí, con su escolta de aves, de gatos de pelambre hirsuta y de sus perros lisiados que siempre hallaron en ella el alma buena.
J. BUSTOS ALDANA
Capitán
Marzo de 1998
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Nace en Chicago, IL, de los Estados Unidos de Norteamérica, el 31 de marzo de 1927. Su padre Heinrich L. Krebs, ingeniero químico de profesión y de origen alemán y su madre Christine F. Posse, bióloga y de ascendencia sueca e irlandesa.
Radican en Chicago hasta que ella cumple cuatro años y se mudan a vivir a San Luis, Missouri, donde pasa el resto de su niñez y adolescencia.
Alumna distinguida en la Universidad de Purdue, en Indiana, se gradúa como licenciada en ciencias y arte en 1948.
Su abuelo Knut Posse recorría buena parte de México vendiendo equipo de minería durante el porfiriato, de quien recibe una influencia importante por su interés para conocer México en el futuro.
En 1947 cruza por primera vez la frontera, y en 1948 conoce Zihuatanejo en compañía de su mamá.
Aunque educada como luterana desde pequeña, se impresiona aquí por el fervor religioso y se hace bautizar católica en una iglesia de la colonia Roma de la ciudad de México como: Helene Katherine Guadalupe.
Realiza estudios de posgrado en Español en 1949 en la Universidad de las Américas, que entonces se encontraba en la ciudad de México.
Contrae matrimonio en Taxco, Guerrero, en 1952, con Leopoldo Rodríguez Nava, de oficio platero, con quien procrea seis hijos: Enrique, Rodrigo, Cristina, Pipina, Natalia y Victor.
Desde su llegada a México, se ve involucrada en la asistencia a personas de escasos recursos y animales desvalidos.
Se divorcia en l962 y en 1965 decide vivir en Zihuatanejo,donde llega con sus hijos. Se establece con el negocio El Embarcadero, que se convierte en la primera tienda de artesanías, además de la venta de pasteles y renta de libros. En l971 compra la Casa Marina y la trasforma en patrimonio familiar.
La matanza de Tlatelolco, los movimientos guerrilleros de Guerrero, el fenómeno del proceso cubano, la caída de Allende en Chile, influyen en su pensamiento y se identifica rápidamente con los movimientos revolucionarios del mundo que pugnaban por el socialismo.
En 1974 a pesar de su origen extranjero, es ya aceptada en la comunidad y es nombrada antes presidenta de la mesa directiva de padres de familia de la escuela primaria "Vicente Guerrero" y posteriormente con el mismo cargo en la escuela secundaria "Eva Sámano de López Mateos", donde choca con el director al evitar que este obtuviera ganancias de la venta de los uniformes a los alumnos.
Ese mismo año participa en un concurso que organiza el periódico Excelsior, con el tema "Carta a mi hijo". Siendo el inglés su lengua materna y compitiendo con madres educadas completamente en el español, obtiene un segundo lugar nacional.
Imbuye en sus hijos los principios por los que habrá de regir su conducta, vida personal y su relación con los demás: la igualdad de todos los hombres, sin importar su raza, religión, educación, lengua, costumbres, posición social o política; el respeto absoluto ante toda forma de vida; la solidaridad con las causas justas y en contra de las injusticias, la corrupción y la discriminación racial; la constancia, la perseverancia, la disciplina, la fidelidad, la honradez, la generosidad; la certeza y la confianza en los proyectos y principios personales a pesar de los obstáculos. Y sobretodo siempre confió en el lado noble de cualquier persona.
Realiza múltiples viajes por los EE.UU., Canadá, Guatemala, Nicaragua, Belice, Cuba, Europa y la ex Unión Soviética. Además de constantes viajes dentro de México, especialmente por el sureste, siendo una profunda conocedora y admiradora de las culturas indígenas.
En 1982 funda, y lleva a cabo una de sus mas altas aspiraciones, la Sociedad Protectora de los Animales de Zihuatanejo, misma que sigue funcionando bajo la administración de sus hijos.
A la edad de 68 años decide tomar un curso de un año en la Cruz Roja local para convertirse en Técnico en Urgencias Médicas (Paramédico), donde gracias a su amplia experiencia en veterinaria y deseos de ser útil destaca como la mejor alumna y recibe su certificado con altas calificaciones.
El 14 de diciembre de 1997, a las 9 de la noche, deja de existir en la ciudad de México, víctima de cáncer pulmonar. Su deseo fue ser cremada y que sus cenizas fueran esparcidas en la playa El Manzanillo, cerca de la bahía de Zihuatanejo.
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